Italia, escribe el portal Il Fatto Alimentare, tiene como objetivo el liderazgo cualitativo en el mundo del aceite de oliva y establece para sus propias producciones, reglas más estrictas respecto a las de la Unión Europea. Entre las cuales se incluirán dos nuevos elementos: el examen organoléptico (el sabor) y la reducción del límite para los ésteres de alquilo (ácidos grasos).
La Cámara de Diputados quiso ingresar estas medidas con urgencia en el decreto de desarrollo, anticipando de esta manera el proceso ya iniciado con el proyecto de ley Mongiello, en el Senado.
Después de las indagaciones periodísticas, las polémicas y los escándalos que han sacudido el mundo del aceite de oliva italiano en los últimos meses, nuestro país no quiere renunciar a su posición como defensor de la calidad. Sin importar las batallas que tendrá que enfrentar en el futuro por el aceite de oliva.
En la próxima primavera se prevé una reunión del Codex Alimentarius, la máxima autoridad en regulación alimenticia internacional, para redefinir las reglas, los parámetros y los límites del aceite de oliva de calidad.
.
