La Comisión Europea publicó el reporte Building the Single Market for Green Products, en el que denuncia la falta de uniformidad a nivel europeo y científico de los productos o de las empresas con etiqueta verde. Las empresas de alimentos, que desean adquirir una etiqueta o una certificación – con el fin de obtener un reconocimiento por su desempeño en ámbito ambiental, en la Unión Europea – encuentran grandes obstáculos empezando por los costos administrativos y de registración. La Ecolabel, reconocida en toda la Comunidad Europea, no se utiliza en las empresas de alimentos. En otras palabras, actualmente es fácil decir “verde”, como se puede observar en la mayoría de los 437 casos en 197 países, debido a las iniciativas de los gobiernos nacionales y las instituciones privadas. El riesgo que señala el documento, es que cualquiera pueda conseguir las autorizaciones sin haber tenido controles reales. La esperanza es que Europa intervenga creando una nueva legislación que incluya a las empresas de alimentos. El road-test que llevó a cabo la Comisión, junto a los productores, a hecho participar también al sector agrícola y a la industria de alimentos.